Educación Inicial
Relevancia de la educación inicial
El interés de los educadores por la primera infancia es algo temporalmente cercano, pero el sustento y los acontecimientos que influyeron en ello no lo son. Anteriormente los primeros años del ser humano no eran considerados tan relevantes, el cuidado y la educación estaba a cargo principalmente de la madre o familiares cercanos. Tiempo más tarde comenzaron a brindar medidas asistenciales como respuesta ante la necesidad de cuidar a los niños mientras su madre o hermanos no podían hacerlo. Este gran paso, con el aspecto asistencial como centro, permaneció durante varias décadas. Actualmente se buscan conformar estrategias que armonicen con una educación vista de forma holista, que garantice los derechos de la infancia, salvaguarde su seguridad y favorezca el desarrollo integral.
Es claro que existen diferencias conceptuales entre la educación inicial, preescolar e infantil, considerando que en otras latitudes el rango de edad de la primera infancia oscila entre los cero y los seis años. En el caso particular de México, la educación inicial se puede sintetizar como las prácticas educativas dirigidas a niños desde su nacimiento hasta los tres años, en cualquiera de sus modalidades. Aun cuando en este país existan instituciones donde se articulan en un mismo centro educativo niños con mayor rango de edad, serán los menores de tres años, considerados en edad inicial, ya que a partir de ahí la educación básica y obligatoria comienza con el preescolar.
Esta diferenciación de la educación inicial con otras, como la preescolar o primaria se ha edificado sobre los avances teóricos en diversos campos como la psicología, sociología, pedagogía, biología y neurología; mostrando en estas páginas una selección de documentos y acontecimientos relevantes de lo que ha sido una generalización paulatina sobre la importancia de los procesos educativos en esta edad, y que son resultado de una gran cantidad de estudiosos sobre el tema.
Para lograr lo anterior, se recuperan políticas públicas a nivel mundial con interés en la primera infancia, en las que se destaca la necesidad de intervenir educativamente durante los primeros años de vida. Entonces, para comprender la educación en este o cualquier nivel educativo, se precisa conocer al menos de dónde surge la normatividad encargada de dirigir los procesos educativos a nivel mundial, nacional y local. Más adelante se debaten los claroscuros que implican estas políticas.
Ahora bien, algo que ha llamado la atención son los avances en la neurociencia, tal vez porque que se basan en meticulosos estudios sobre la maduración biológica y su interacción con el medio ambiente. Estas aportaciones son reconocidas por los organismos y personas tomadoras de decisiones en materia educativa. En estos estudios se asegura que la educación integral en los primeros años de edad es fundamental, ya que repercutirá en todas las dimensiones del desarrollo en los años posteriores. Se habla de que la edad temprana es el momento en el cual se generan la mayor cantidad de conexiones neuronales, se escucha también sobre la plasticidad cerebral y la importancia de cultivarla en esta etapa, así mismo que las condiciones externas juegan un papel transcendente en el desarrollo psíquico/cerebral de las personas.
Las evidencias que se ofrecen desde las ciencias duras, demandan identificar y reconocer esta etapa evolutiva como una de las más importantes en el desarrollo integral; junto a esto, se acrecentar el interés por una buena nutrición, por implementar correctamente estrategias de estimulación temprana y por asignar una gran cantidad de actividades intelectuales en los infantes, desde el mismo día de su nacimiento. Pero el aspecto biológico es tan solo una arista de la compleja conformación del ser humano. Los componentes sociales y afectivos son igual de relevantes en dicho desarrollo, por lo cual ha surgido también un genuino interés en fomentar interacciones sociales positivas y mantener la calidad afectiva; situaciones que demuestran la enorme cantidad de esfuerzos en pro de la educación inicial.
Es momento de recordar que cada niño nace en un lugar determinado y rodeado de situaciones diversas, algunos estarán acompañados de una familia, otros en situación de vulnerabilidad, algunos más vivirán en abandono, es decir, los elementos que compondrán su recorrido en la vida son incalculables. Lo que sí se puede generalizar es que en la actualidad el capitalismo y las condiciones socioeconómicas globales que derivan de este, han estructurado un sistema en el que el papel de las mujeres en el entorno laboral ha cambiado, desembocando en una rápida incorporación a diversas actividades asalariadas o laborales, haciendo indispensable la creación y/o adecuación de espacios en los que las madres puedan dejar a sus hijos tranquilamente durante su jornada laboral.
A través del tiempo, estas y otras situaciones desembocaron en una mayor atención hacia los niños de la primera edad, propiamente en lo educativo, ya que lo asistencial se remonta siglos atrás. Esta dualidad entre lo asistencial y los avances en los hallazgos educativos hace, según Egido (2000), que los niños “participen en alguna experiencia educativa antes de comenzar la escolaridad obligatoria”.
Todas estas decisiones, acuerdos y acontecimientos sucedieron a lo largo de varios años, por lo cual resulta complicado dar cuenta de ellos dentro de estas páginas. Nos limitaremos solamente a ofrecer una visión general de los principales hechos y documentos, para identificar las repercusiones que tuvieron en la realidad educativa mexicana.
A través de vestigios que quedan en los documentos, concatenados con los acontecimientos y el contexto, es posible proyectar la historicidad de la educación inicial. Es por ello que a continuación se narra el devenir histórico, específicamente en la República mexicana, así mismo se toman como referentes algunos tratados, acuerdos y compromisos firmados por los representantes de algunos países, entre los que se encuentra México, donde se acatan normatividades mundiales, federales y otras más de carácter municipal.
Se considera que este trabajo se ubica como parte de la historia e historiografía de la educación, en virtud de que se rescatan antecedentes que expresan las ideas de la necesidad de atender la población comprendidas hasta los tres años, lo que originó el desarrollo de una nueva área de la educación que es la educación inicial. La constitución de este nivel educativo es aún un campo emergente, por lo que se apoya en ideas novedosas, resultado de investigaciones recientes que aportan elementos teóricos y metodológicos para el acercamiento a esta población y por esa razón son consideradas también en un trabajo de este corte.
Neurodesarrollo en la primera infancia
Desde el punto de vista de Piñeiro y Díaz (2017, p. 119), el neurodesarrollo humano es un proceso que “está influenciado por los factores genéticos y ambientales, que van desarrollando el cerebro y modelando la conducta, las emociones, las habilidades cognitivas y la personalidad, permitiendo así que el ser humano se adapte a su entorno”. Sin embargo, cuando se habla de neurodesarrollo en la primera infancia, se debe resaltar que es la etapa de vida donde se consolidan las estructuras neurofisiológicas que darán soporte a los procesos psicológicos superiores.
Una de las grandes aportaciones realizadas por las neurociencias al campo de la primera infancia y la educación inicial fue la investigación realizada por los doctores David H. Hubel y Torsten N. Wiesel, Premios Nobel en Medicina el año de 1981, quienes destacaron la importancia del neurodesarrollo en la primera infancia al concluir un estudio con pacientes adultos que padecían cataratas durante cinco años o más, y a fin de recuperar su visón les realizaron una cirugía con resultados positivos; mientras que pacientes pequeños que nacieron con el mismo padecimiento no pudieron recuperar su vista una vez que fueron sometidos al mismo procedimiento quirúrgico; cabe señalar que el problema lo presentaron durante el mismo lapso.
Los resultados de la investigación anterior llevaron a Hubel y a Wiesel (1981), citados por Martínez (2010, p. 14), a la conclusión de que “cinco años de una experiencia visual anormal al principio de la vida tienen consecuencias distintas y mucho más graves que esta misma experiencia anormal a edades más avanzadas”.
Lo anterior hace pensar que las primeras experiencias estimulantes a las que el sujeto y su cerebro se ven expuestos conforman los mapas o las redes neuronales que van a determinar las diferentes funciones psicológicas superiores. Son los estímulos del medio los que provocan un entramado más complicado de células nerviosas, así como también una abundante formación de sinapsis más complejas y numerosas.
Es sabido que las características del cerebro responden a una herencia biológica y que genéticamente está predispuesto a funcionar; sin embargo, el contexto social es quien se encarga de que el cerebro humano funcione como tal. Gerald Edelman, Premio Nobel en Fisiología y Medicina el año 1972 y considerado como uno de los expertos más destacados a nivel mundial por su dedicación al estudio del cerebro y de la conciencia, demostró que la estructura del cerebro depende más del contexto y de la historia que de la propia información genética (Edelman y Tonini, 2002).
Los resultados de las investigaciones realizadas han posicionado a las neurociencias como uno de los ámbitos científicos de mayor auge y que han influido de manera determinante en el ámbito de las ciencias de la educación. Al respecto, Franklin Martínez (2010, p. 58) coincide mencionando que:
“[…] los hallazgos neurocientíficos destacan que el cerebro no está predeterminado, sino que se forma y conforma en un proceso de interacción continua con el medio y las experiencias que el mismo le provee, lo cual decididamente influencia sobre la organización estructural de este órgano, sobre su citoarquitectura y en las extensión de las redes neuronales que se dan entre sus millones de neuronas, y que sientan las bases para la formación de capacidades más complejas en la misma medida en que se da la paulatina maduración de dichas estructuras.”
La misma conclusión la obtuvieron K. Pugh y H. Lyytinen (2001) acerca del desarrollo del cerebro, el cual se basa en la experiencia de los primeros años, mismo que puede llegar a ser el trayecto para la salud, tanto física como mental, el aprendizaje y el comportamiento a lo largo del curso de la vida.
Aunado a lo expuesto, también se ha demostrado científicamente sobre la importancia de atender desde la edad más temprana a los pequeños que nacen con dificultades; lo anterior se realiza mediante el método denominado “neurohabilitación”, desarrollado por Katona en 1966, a la par de un grupo de neuropediatras, psicólogos del desarrollo, pediatras, fisioterapeutas, neurofisiólogos y neonatólogos. El objetivo del método, señalan Porras-Kattz y Harmony (2007), es prevenir las secuelas de lesión cerebral en neonatos y lactantes con factores de riesgo para daño neurológico.
El método hace énfasis en el factor tiempo para obtener resultados óptimos; por tanto, es necesario un diagnóstico temprano y terapia oportuna durante el periodo perinatal. Dichos resultados han provocado un cambio, aunque lento, sí muy radical, acerca de la conceptualización que se tiene acerca de parálisis cerebral. Para alcanzar el éxito en este método, el tiempo se convierte en un factor fundamental: entre más pronto se atienda, mejores son los resultados; de ahí que los neurocientíficos planteen la existencia de periodos sensitivos, el cual López y Siverio (2005, p. 19) lo definen como “aquel momento en que una determinada cualidad o función encuentra las mejores condiciones para su surgimiento y manifestación”; asimismo, resaltan que “transitado ya el periodo sensitivo, es poco o resulta muy difícil lo que se puede hacer, o se puede lograr”.
Estos periodos sensitivos determinan positiva o negativamente el desarrollo de los circuitos neurales, circuitos que se encuentran jerarquizados. Al respecto, Mustard (2007) afirma que “las vías que desempeñan funciones más fundamentales, tienden a perder su plasticidad con anterioridad a las destinadas a funciones del más alto nivel”.
Se ha comprobado que el periodo sensitivo de muchas funciones, procesos o cualidades tiene lugar tempranamente, como sucede con el sensoriomotriz, el lenguaje, la percepción, o la función simbólica de la conciencia; al mismo tiempo reconocen la importancia de la estimulación en la primera infancia, y se propone, por tanto, una atención educativa integral que parta de un proceso educativo de calidad dirigido fundamentalmente al desarrollo integral.
Ahora bien, se ha mencionado la importancia de favorecer y estimular adecuada y oportunamente el desarrollo de los niños en la primera infancia; sin embargo, con todo lo anterior surge el siguiente cuestionamiento: ¿cuáles son los beneficios a largo plazo que se obtienen al proveer y crear ambientes adecuados para generar estímulos pertinentes?
Ante dicho cuestionamiento, se tiene como evidencia los resultados del Proyecto Abecedario en Carolina del Norte, presentados por Campbell y Ramey (2002), donde se demostró que los niños que iniciaron a los cuatro meses de edad y por un año completo un programa de desarrollo temprano o inicial, en el que participaron los padres de familia, lograron mucho mejores resultados en la escuela, tanto en el lenguaje como en matemáticas, que niños que no participaron.
También comprobaron que una vez ingresados a la escuela, los niños que participaron en el programa de desarrollo temprano, y que formaron parte de un segundo proyecto enriquecido, demostraron mayores logros en letras y matemáticas al llegar a los 21 años, a diferencia de aquellos que solo participaron en el programa enriquecido y no en el de desarrollo temprano. Los logros que se obtuvieron para este grupo fueron a mediano plazo, lo que demostró que el efecto se perdió al llegar a la edad de 21 años.
Los resultados de la investigación realizada por Heckman (2004) lo convirtieron en Premio Nobel de Economía en el año 2000. En el estudio sostiene que por cada dólar invertido en la niñez hay un beneficio de 7.10 dólares; por lo tanto, este autor afirma:
“No podemos permitirnos postergar la inversión en los niños hasta que se transformen en adultos; ni podemos esperar hasta que lleguen a la edad escolar, momento en que posiblemente ya sea demasiado tarde para intervenir. Aprender es un proceso dinámico y es más efectivo cuando comienza a una edad muy joven y continúa durante la adultez [Heckman, 2004, p. 1].”
Es evidente que la primera infancia se constituye en la etapa de mayor importancia y trascendencia para el desarrollo humano; es aquí cuando se consolida la estructura y base de la personalidad armónica e integral.
Educación inicial en México
Condiciones de vida de la primera infancia mexicana
La primera infancia (de 0 a 6 años) es un periodo crítico para la supervivencia y el desarrollo integral. Desde el comienzo de la vida, neurológica, física y cognitivamente, los niños necesitan estar bien nutridos, sanos y estimulados. Bebés, infantes y niños pequeños dependen en lo social y lo emocional de los adultos y sus vínculos afectivos. En los contextos familiar y educativo, necesitan cuidadores/educadores éticamente responsables y sensibles que entiendan y atiendan de manera oportuna y pertinente sus necesidades físicas, emocionales, de desarrollo y aprendizaje. El propósito de este apartado es explorar algunas condiciones reales de la vida de la primera infancia mexicana.
Condiciones demográficas y étnicas
La Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Geografía e Información (INEGI) registró 119,5 millones de habitantes, de los cuales, 25,6 millones se reconocían como indígenas según el Centro Nacional de Población Indígena (2016) y 7,4 millones eran monolingües hablantes de una lengua indígena (Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, INEE, 2018). La población infantil de 0 a 5 años alcanzaba los 12,7 millones. De ellos, por su origen étnico, 11,2 millones eran niños no indígenas y 1,5 millones eran niños indígenas. Por su edad, estaban distribuidos así: de 0 a 3 años, 6,1 millones; de 3 a 6 años, 6,6 millones. La búsqueda de datos, sin localizarlos, confirmó la invisibilidad “real” de la población de 0 a 3 años y evidenció la carencia de un sistema nacional de información sobre la primera infancia mexicana que requeriría incluir hasta la georreferenciación.
Condiciones socioeconómicas
La Evaluación Multidimensional de la Pobreza en México (ingreso y carencias sociales) indicó que 53 millones (40 %) de mexicanos viven en condiciones de pobreza y 9 millones (7 %) en pobreza extrema; 8,3 millones de indígenas en condiciones de pobreza residen en el Estado de México (Consejo Nacional de Evaluación, Coneval, 2018), Chiapas, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Yucatán (INEE, 2018). La vulnerabilidad y precariedad prevalecen en zonas urbanas marginadas, rurales y comunidades predominantemente indígenas y HLI (Coneval, 2017).
Condiciones de salud y protección
La Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres 2015 reveló las condiciones de los niños menores de 6 años con respecto a temas fundamentales como la nutrición, la vacunación, la mortalidad infantil, entre otros (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, unicef, 2015) (véase Tabla 6.1).
Tabla 6.1. Condiciones de salud y protección de los niños menores de 6 años
Aspecto |
Descripción |
Nutrición |
Peso al nacer: promedio (90 %) y menor a los 2500 g (10 %) |
Lactancia materna de bebés
menores de 6 meses |
Exclusiva 31 %; predominante 39 %. El 47 % de niños de 6 a 24 meses no son
alimentados adecuadamente. El 27 % de los niños
menores de 6 años tiene
desnutrición. |
Vacunación |
Solo el 33 % de los niños de 2 a 3 años recibió el esquema completo de vacunación. |
Riesgo de supervivencia |
Solo 75 % de las madres consultó un médico por síntomas respiratorios y fiebre de su hijo,
y casi la mitad por diarrea. |
Mortalidad infantil |
Por 1000 niños
nacidos vivos, mueren
15 antes de los 5 años.
En 2015, murieron 93 niños diariamente (Coneval, 2018). |
Maternidad adolescente |
En zonas rurales, 23 %; urbanas, 15 %. Consecuencias: bebé
con bajo peso
al nacer, mayor
mortalidad infantil, menor apoyo emocional y estimulación
cognitiva, menor capacidad de aprendizaje (Consejo Nacional de Población, 2014). |
Salud materno-infantil |
El 99 % de las
embarazadas tuvo atención médica prenatal. |
Mortalidad materna |
En el 2015, asociada al embarazo, parto o puerperio, por cada 100 000 bebés
nacidos vivos, murió
el 35 % de las madres; porcentaje mayor al 22 % de
Chile (Coneval, 2018). |
Depresión materna |
19 % |
Cuidado negligente |
Niños menores de cinco
años dejados solos
o al cuidado de otro niño
menor, 5 % |
Disciplina violenta |
Niños de 1 a 14 años agredidos psicológica o físicamente, 63 % |
Violencia contra
la mujer |
7 de cada 10 mujeres
mayores de 15 años han sido
violentadas física, sexual, psicológica o económicamente
(Coneval, 2018). |
Desigualdad de género |
Es la desventaja social y económica de la mujer frente al hombre (Organización Mundial de la
Salud y Organización de
Panamericana de la Salud, 2013). La violencia
afecta a mujeres y niños, sin embargo, el 5 % de las mujeres
entre 14 y 49 años justifica que el marido
sea violento (pegue y castigue). |
Protección de la identidad |
Bebés registrados al nacimiento, 95 %; con
acta 94 % |
Agua |
El 98 % de las familias tienen
agua limpia para beber (81 % en zonas urbanas; 46 % en zonas
rurales). |
Fuente: elaboración propia con base en unicef (2015)
Condiciones de desarrollo
En las relaciones familias y diádicas madre-bebé/infante/niño pequeño, el cuidado de crianza (arrullo, amamantamiento, alimentación, aseo, juego y expresiones afectuosas) es una oportunidad educativa significativa cuando el adulto/cuidador/ educador piensa a los niños como personas y establece un contacto humano afectivo y lúdico al mirarles, hablarles, expli- carles, cantarles, bailarles y sonreírles. La atención y el cuidado funcionan como contención emocional y expresión natural de la educación informal que los cuidadores, como agentes educativos, ofrecen para enriquecer el desarrollo de los niños en los contextos familiar, comunitario y educativo, independientemente de su condición socioeconómica y cultural (Juárez-Hernández, 2004).
Conceptualmente el desarrollo humano es “un proceso” en continua transformación. Inicia en el momento mismo de la concepción y concluye con la muerte. Es también “un producto” resultado de la interacción dialéctica entre lo interno y lo externo que produce cambios cualitativos y cuantitativos, que modifican integral y armónicamente el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo de los niños [con o sin discapacidad o talento sobresaliente]. Cambios y productos que se evidencian en su crecimiento y comportamiento progresivamente más organizado, coordinado y complejo. (Juárez-Hernández, 2005, pp. 73-74).
Datos de la misma Encuesta 2015, identificaron que el apoyo parental en casa para el aprendizaje de los niños de 3 a 5 años era del 76 %: materno, 62 %; paterno, 14 %. El 82 % de los niños de 3 a 5 años tenían un desarrollo adecuado. En cambio, los niños de 4 a 5 años mostraron dificultades de desarrollo en: comunicación oral, 1 %; motor o socio-emocional o cognitivo, 23 %; ansiedad, 6 % y aprendizaje, 2 %. El 2 % de los niños entre 2 y 4 años presentaban discapacidad (unicef, 2015).
Referencias.
Cárdenas, S. L., & Piñón, F. A. P. (2019). Historicidad de la educación inicial en México, un estudio documental. Debates por la Historia, 7(1), 35-66.
Gutiérrez Duarte, S. A., & Ruiz León, M. (2018). Impacto de la educación inicial y preescolar en el neurodesarrollo infantil. IE Revista de investigación educativa de la REDIECH, 9(17), 33-51.
Heckman, J.J. (2004). Importancia del desarrollo en la primera infancia: invertir en la primera infancia. En Enciclopedia sobre el desarrollo de la primera infancia. EEUU: University of Chicago.
Juárez Hernández, M. C., Hernández, C. A., Torres Hernández, R. M., & Olivo Pérez, M. Á. (2021). Educación inicial en México.
Juárez-Hernández, M. C. (2005). Cómo evaluar y qué evaluar en las competencias de los preescolares al debate. En G. T. Bertussi (coord.) Anuario Educativo Mexicano. Visión retrospectiva (pp. 71-93). upn.
Comentarios
Publicar un comentario